La depresión o síndrome posvacacional es, sin duda, uno de los protagonistas de cada septiembre.
El inicio del curso supone un reto para todas las familias.
Después de las vacaciones y de disfrutar del ocio y las reuniones de amigos y familiares, llega el momento de volver a la rutina del trabajo y las clases.
Para los estudiantes, esto implica adaptación a un nuevo curso, nuevos compañeros y profesores, incertidumbre acerca de la dificultad de las asignaturas, volver a madrugar, a los deberes, al estrés de los exámenes y, sobre todo, a no disponer de la libertad del verano. Y todo esto es el caldo de cultivo perfecto para sentir el llamado síndrome posvacacional.
Para los adultos, el fin de las vacaciones y la incorporación al trabajo puede ser fuente de estrés, de cambios de humor, de problemas de sueño, de bajo estado de ánimo e, incluso, puede suponer el principio de una crisis personal en la que se planteen cambios importantes en el empleo o el estilo de vida deseados.
Para las familias, la vuelta del periodo de descanso representa la necesidad de compaginar horarios de colegio, trabajo y extraescolares, peleas con los madrugones y los deberes y la obligación de establecer nuevamente unos horarios de comidas y sueño que no siempre son acogidos de buena gana por todos los miembros de la familia.
Qué es el síndrome posvacacional.
Y a todo esto es a lo que se le ha llamado “depresión o síndrome posvacacional”, que no es más (ni menos) que este periodo de adaptación a la rutina.
Normalmente, este síndrome posvacacional se supera de forma natural en un par de semanas.
Por supuesto, también hay ocasiones en las que la adaptación no acaba de llegar y esto puede ser debido a diversos motivos, como la falta de estrategias para afrontar muchos cambios a la vez, déficit de motivación, malestar psicológico o emocional, baja implicación de algún miembro de la familia, etc.
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Vuelta al cole, coronavirus y síndrome posvacacional.
Pero en la “vuelta al cole 2020” hay que añadir un nuevo factor a todas estas circunstancias: el Covid-19.
Y esto afecta a todas las personas, tanto a aquellas que eran capaces de afrontar el fin de las vacaciones sin grandes dificultades como a aquellas que ya necesitaban ayuda para superar el estrés de la vuelta a la rutina.
No debemos olvidar que esta pandemia ha afectado de forma profunda a toda la sociedad, generando un gran impacto en la salud de muchas personas.
Esta crisis sanitaria ha supuesto para todos y todas un contacto continuo y prolongado con diferentes situaciones potencialmente traumáticas.
Todos y todas hemos visto enfermar y morir a seres queridos, hemos estado confinados en casa y hemos sido conscientes del peligro del contagio.
Además, hemos estado expuestos a noticias sobre el aumento de casos y muertes en nuestro país y en el mundo entero, problemas económicos graves, etc.
Y en este escenario llega el regreso a las aulas.
Vuelta al cole.
El Coronavirus ha cambiado por completo todos los planes de inicio del curso 2020/2021, como ya hizo con el final del curso anterior, así como la reincorporación al trabajo en muchas empresas.
Y, lo que aún es peor, estos planes no están claros y, además, es muy probable que vayan cambiando en función de la evolución epidemiológica.
Así, no solo el alumnado y sus familias, sino también los docentes y otros trabajadores, están viviendo unos días de incertidumbre que puede causarles estrés y malestar físico y psicológico.
Cómo afrontar la vuelta al cole 2020.
Sentir tensión e inseguridad en estos momentos es normal, por lo que debemos esforzarnos para restablecer nuestro equilibrio psicológico y emocional.
Asimilar lo ocurrido.
Para recuperar la capacidad de afrontar cada día sin malestar, es necesario, en primer lugar, asimilar lo que ha ocurrido, esto es, aceptar y comprender lo que hemos pasado, para poder integrar esa experiencia en nuestra vida sin traumas.
Para conseguirlo, podemos empezar preguntándonos cómo nos ha afectado esta situación.
Tenemos que recapacitar acerca de en qué nos ha cambiado, qué hacíamos antes que ya no hacemos y qué nuevos hábitos hemos incorporado en nuestra rutina diaria.
También es importante preguntarnos cómo han influido todos estos cambios en nuestras relaciones sociales y familiares y en nuestro bienestar psicológico, social y emocional.
De esta forma, entenderemos el proceso que hemos vivido y recuperaremos la sensación de control sobre nuestro bienestar.
Cada persona habrá pasado por una serie diferente de estados de ánimo y debemos respetar las experiencias y emociones de los demás. Por supuesto, también debemos pedir a los demás que respeten nuestra experiencia vivida.
Recuperar la seguridad.
En segundo lugar, es importante recobrar la sensación de seguridad.
Para lograrlo, es aconsejable incorporar y afianzar los hábitos de autocuidado, tanto para evitar contagios como para mejorar nuestra salud física y psicológica.
Así, es tan necesario seguir las recomendaciones de higiene y distancia social como dedicarnos tiempo a nosotrxs mismxs.
Debemos escucharnos y saber lo que precisamos para que esta situación no nos impida disfrutar de nuestro día a día.
Resiliencia.
En tercer lugar, piensa en todo lo que has aprendido, en los obstáculos que has superado y en lo que, como sociedad, hemos logrado.
Nos hemos adaptado a una situación para la que no estábamos preparados, hemos cambiado nuestros hábitos de un día para otro, hemos superado el teletrabajo y las clases online.
También nos hemos hecho expertos en la comunicación telemática, hemos sabido acompañar a nuestrxs hijxs y mayores para que el confinamiento fuese menos duro para ellxs, hemos aprendido cosas nuevas y hemos dado muestras de una solidaridad entre vecinos que parecía olvidada.
Pensar en todos los obstáculos superados nos ayudará a aumentar nuestra resiliencia, es decir, nuestra capacidad para afrontar y superar momentos difíciles, nos permitirá salir reforzados de la situación y nos hará crecer como personas.
Por último, no podemos olvidar que no nos encontramos solos ni solas, que podemos ayudar y pedir ayuda cuando sea necesario y que, como sociedad, debemos mirar tanto por nuestro bienestar como por el de las personas de nuestro entorno.
Tener esto presente nos ayudará a afrontar las dificultades con confianza y optimismo.
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Si a pesar de hacer todo lo posible por superar el caos y el estrés inicial y adaptaros a la nueva normalidad, tú y tu familia no conseguís dejar atrás la sensación de inseguridad, si la incertidumbre se convierte en ansiedad, si eres incapaz de afrontar este nuevo escenario o si el miedo os impide avanzar y disfrutar del día a día, es el momento de acudir a la consulta de un profesional de la psicología que os ayude a superar estos difíciles momentos y recuperar el control sobre vuestra vida.